Buena se ha armado en el Reino Unido a cuenta de la cría intensiva de salmón en Escocia. No son pocas las voces que han lanzado un boicot a su consumo tras conocerse que las granjas de cultivo de la especie emplazadas en ese territorio británico han abatido al menos 180 focas en los últimos dos años. Los gritos más altos, los de la de la Alianza Global contra la Acuicultura Industrial (Gaaia, por sus siglas en inglés), principal promotora del boicot, que ha llegado incluso a solicitar por carta al Departamento de Comercio de Estados Unidos que suspenda las importaciones de salmón escocés.
Misivas con su sello han llegado también a distintas organizaciones ecologistas y a todos los supermercados británicos, pidiéndoles que no comercialicen salmón escocés porque «está salpicado por la sangre de docenas de focas», en palabras de Don Staniford, director de Gaaia.
La polémica ha cobrado auge después de que cabeceras como la escocesa The Sunday Herald y hasta la británica The Sunday Timesse hicieran eco de la matanza de focas. Por más que los productores de salmón intentaron mantener en secreto el número de estos mamíferos que habían sido abatidos a tiros, las organizaciones conservacionistas presionaron para que se hicieran públicos los datos. Y lo consiguieron. El Gobierno escocés sacó a la luz 250 documentos que demuestran que 75 granjas de salmón han disparado contra focas entre el 2013 y enero de este año. Y que la compañía noruega Scottish Sea Farms es la que más animales ha abatido: 56.
Las Shetland, a la cabeza
En las misivas que la Alianza Global contra la Acuicultura Industrial ha remitido a los supermercados, se pone de relieve que más de la mitad de las granjas de salmón en activo (51 %) han matado al menos una foca y que un cuarto de ellas han abatido a dos. También subrayan que el área de las Shetland es la región más letal para esos mamíferos. Allí se han sacrificado a tiros a casi la mitad de las focas, el 49 %, frente al 15 % de Orkney, el 14 % de Argyll & Bute, el 11 % de las Highland y el mismo porcentaje de las islas Hébridas.
Los datos aireados por Gaaia despertaron la indignación de otros grupos conservacionistas. El primero, Save Our Seals Fund (Fondo Salvemos Nuestras Focas), que ha apoyado el boicot con declaraciones como las efectuadas por su máximo representante, John Robins, al Sunday Herald: «Cuando compras salmón escocés pagas también por las balas que se disparan a las focas». No se ha quedado atrás la protectora de animales OneKind, cuya asesora legal, Libby Anderson, declaró que quien compra salmón «debería negarse a pagar por peces criados a costa de la vida de las focas».
De lo que no hay dudas es de que el boicot puede surtir efecto. Scottish Sea Farms provee de salmón, marca Lochmuir, a Marks & Spencer. Y esta cadena, a través de un portavoz, ya ha dejado claro -«ha incerverido mucho tiempo y dinero», dijo- que apuesta por la pesca sostenible y la defensa de los ecosistemas marinos.
Aunque buena parte de los criadores de salmón han optado por guardar silencio ante la polémica por la matanza de focas, otros han admitido que en ocasiones se ven obligados a disparar a las focas como último recurso para evitar que rompan las redes de las jaulas y ataquen a los peces que crecen en su interior. Pero esa confesión no es suficiente para los ecologistas, que apuntan que hay otros sistemas menos letales para evitar la acción de esos mamíferos, como reforzar las redes de las jaulas o el uso de métodos para espantar las focas. Ocurre que «disparar contra ellas es más barato que instalar redes para impedir su acceso a las granjas», sostiene John Robins, del Fondo Salvemos Nuestras Focas, que insta al Gobierno a cerrar cualquier instalación que se niegue a instalar ese sistema.
Los productores se defienden explicando que el número de mamíferos abatidos por los criadores de salmón está cayendo año a año y subrayan que la cantidad de muertes que ocasionan es menor que la que provocan los pescadores de salmón con red o la pesca fluvial. Así lo asegura el director ejecutivo de la patronal de los acuicultores de la especie, Scott Landsburgh, quien explica que «las 80 focas a las que dispararon las granjas en el 2014 formaban parte de una población total de 148.000 individuos». Y abunda en que la matanza está amparada por el Gobierno escocés, que permite disparar a estos mamíferos si los demás métodos de disuasión no funcionan.
FUENTE: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/maritima/2015/09/07/boicot-contra-salmon-escoces-matanza-focas-granjas/0003_201509G7P22991.htm