Las expresiones más bien arrogantes y pretenciosas que persisten en favorecer a la empresa acuícola por sobre la conservación del ecosistema y la cultura chilota debieran tener un límite; no pasan desapercibidas, porque ese mismo desdén o displicencia hacia la investigación científica del ecosistema atentan no tan solo contra la dignidad profesional de quienes estudian el Mar y la Cultura de Chiloé sino contra la misma ciudadanía que busca avanzar en la gestación de su propio desarrollo yrespuestas a su tragedia actual.
Dr. Tarsicio Antezana J.
Asociación para la Defensa del Ambiente y la Cultura de Chiloé
1.- Las inversiones recientes del Estado de Chile conocidas a través de la prensa indican la prioridad en la construcción del Puente sobre el Chacao y el subsidio a la empresa acuícola:
Los científicos a cargo de las investigaciones de la Marea Roja han declarado que aun no reciben esos 42 millones prometidos por el Ministerio de Economía y que esto tiene un límite porque han tenido que continuar sus estudios con fondos propios. Quizás lo más grave de esta lista de inversiones ha sido menoscabar la función de la ciencia y de los científicos y por extensión del valor de la naturaleza y en especial del subsistema del Mar Interior de Chiloé.
2.- Como respuesta aparentemente consistente con la tragedia que vive Chiloé, los Institutos Tecnológicos del Salmón y de la Mitilicultura han organizado sendos seminarios para referirse al tema de la Marea Roja.
En conclusión, en ambos seminarios de los brazos tecnológicos de la Empresas de Cultivos de Salmón y de Mitílidos se hace evidente:
a.- la carencia o escasez de conocimientos logrados sobre las Mareas Rojas en Chiloé, en cuanto a sus causas, su desarrollo y la predicción de su recurrencia,
b.- la reiterada decisión de ignorar la incidencia que parece tener la eutroficación y el impacto de los deshechos de la industria acuícola en las mareas rojas y en el deterioro ambiental de Chiloé,
c.- la ausencia de interés o la indolencia de la gran empresa acuícola ante el impacto social y cultural que ha tenido en el archipiélago de Chiloé con su incontrolado e inarmónico crecimiento y sus inestabilidades,
d.- la ausencia de interés de parte de la gran empresa acuícola por el conocimiento y la investigación del ecosistema como tal, y la resistencia a reconocer las implicancias que tiene en su sustentabilidad a mediano y largo plazo
3.- Entre las curiosas respuestas de “acción solidaria” de parte de la agrupación de empresarios del salmón está la reciente campaña “Nuevo Aire”, en que ellos destacan pomposamente que el “aire, al igual que el mar, es uno de los recursos naturales que debemos cuidar” y que “debemos impulsar un cambio de mentalidad promoviendo más responsabilidad con el entorno, que nos permita proteger y cuidar el aire de nuestras ciudades y la salud de sus habitantes”, invitando “a todos a sumarse a estos desafíos que nos permitan respirar un aire más puro y resguardar estos paisajes únicos que nos regala el sur de nuestro país”.
Esto es pretender disfrazarse de ambientalistas, mientras que su faz más conocida es la de haber usurpado y deteriorado (junto con la empresa de Mitilicultura) el paisaje y la gran riqueza cultural del Mar Interior de Chiloé. Lamentablemente, no sólo la contaminación atmosférica se ha ido agudizando, opacando el paisaje y afectando grave y silenciosamente la salud de las personas, sino que también la eutroficación del mar y la destrucción cultural del sur de Chile. Es urgente que la empresa acuícola antes que nadie: cambie de mentalidad, implemente con urgencia cambios significativos en sus malas prácticas de cultivo de salmón y mitílidos y asuma en parte siquiera los impactos ambientales y culturales de la Marea Roja.
Todas estas expresiones más bien arrogantes y pretenciosas que persisten en favorecer a la empresa acuícola por sobre la conservación del ecosistema y la cultura chilota debieran tener un límite; no pasan desapercibidas, porque ese mismo desdén o displicencia hacia la investigación científica del ecosistema atentan no tan solo contra la dignidad profesional de quienes estudian el Mar y la Cultura de Chiloé sino contra la misma ciudadanía que busca avanzar en la gestación de su propio desarrollo yrespuestas a su tragedia actual.