El Estado chileno durante estos primeros 30 días ha sido reactivo, dejando la iniciativa en manos de Marine Harvest, cuyos abogados saben que la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) de la concesión del centro salmonero afectado, no contempla medidas de reparación, compensación y/o mitigación de los diversos impactos derivados de la fuga de salmones.
Puerto Montt, 10 de Agosto de 2018 (Ecocéanos News)– De los 900.000 salmones escapados hace más de un mes desde el centro de cultivo de la transnacional Noruega Marine Harvest, en el sector de Punta Redonda, en la región de Los Lagos, sólo han sido recuperados un 5,5 %, lo cual deja en evidencia el estrepitoso fracaso del plan de contingencia de esta mega empresa exportadora.
Frente a ésta amenaza la biodiversidad acuática, el director regional del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), Eduardo Aguilera, decidió prorrogar por 30 días el plazo de recaptura.
Juan Carlos Cárdenas, médico veterinario, director del Centro Ecocéanos, señaló que “esto es la crónica anunciada de un nuevo fracaso del sistema de control y monitoreo de la industria salmonera, bajo el amparo de un complaciente accionar del Estado, el cual vuelve a fallar en la protección del medio ambiente y la biodiversidad marina-costera, la salud pública y los derechos de las comunidades locales, pesca artesanal y de los pueblos originarios”.
Entre las principales especies de peces nativos que se verán afectadas se encuentran el endémico y vulnerable puye (Galaxia maculatus), y los ejemplares juveniles de merluza, sardina y pejerreyes, todos de gran importancia para el funcionamiento y la estructura de la cadena trófica, alimentación local y la economía regional.
El director del Centro Ecocéanos indicó que “se estima que anualmente se fugan desde las balsas-jaulas un promedio de un millón de salmones y truchas de cultivo hacia los ríos, lagos y las áreas marino-costeras del sur de Chile. El escape ocurrido en Marine Harvest es el primero de 2018 registrado oficialmente por el Sernapesca, el que ya supera ampliamente los 165.000 peces fugados que se registraron el 2017”.
Evidenciando la cronicidad de este problema sanitario-ambiental, la transnacional noruega reconoció en su memoria anual mundial que tuvieron el 2017 en Chile 15 escapes con 23.223 peces fugados, superando los 11 incidentes de este tipo, con 12.790 peces fugados en 2016.
En el sur de Chile existen 1.021 centros de cultivo de salmónidos en agua de mar. Estos constituyen una gran amenaza para la biodiversidad acuática y los derechos de las comunidades costeras, si tenemos en cuenta que sólo de los centros de cultivo de Marine Harvest han escapado al medio acuático más de 2 millones de salmones durante los últimos ocho años, y que ha existido una baja tasa de recaptura.
Como toda plaga invasora, el salmón Atlántico tienen la capacidad de remontar los estuarios de ríos, pudiendo desarrollar procesos de adaptación y naturalización, tal como ya ha ocurrido con la trucha café y los salmones Chinook y Coho.
Lo catastrófico de esta situación es que en los ríos chilenos existen 45 especies de peces nativos, de los cuales un 80% son endémicos, encontrándose la mayoría de ellos bajo la categoría de “especies amenazadas”.
La transnacional Marine Harvest aplica en nuestro país “dobles estándares”, ya que su irresponsable comportamiento ambiental y sanitario no sería permitido en Noruega.
Esta compañía noruega, junto a otras empresas extranjeras han introducido en las últimas dos décadas más de 20 enfermedades virales, bacterianas y parasitarias en los vulnerables ecosistemas acuáticos del sur de Chile.
Marine Harvest tenía legalmente hasta el 5 de agosto para recuperar al menos el 10 % de los salmones escapados. De lo contrario, se presumiría que existe un daño ambiental, con lo que arriesga multas de hasta 143 millones de pesos (unos 220 mil dólares), y la posibilidad de perder su concesión y resolución de calificación ambiental del centro de cultivo afectado.
“Un 10% de 900.000 peces carnívoros escapados es una cifra testimonial y arbitraria, que no se condice con la gravedad de éste desastre. Ello evidencia que las actuales regulaciones estatales están hechas a la medida de los intereses empresariales, sin considerar ni monitorear los daños sanitarios y ambientales que se derivan de una catástrofe de esta magnitud”, señaló Juan Carlos Cárdenas.
El Estado chileno durante estos primeros 30 días ha sido reactivo, dejando la iniciativa en manos de Marine Harvest, cuyos abogados saben que la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) de la concesión de Punta Redonda, no contempla medidas de reparación, compensación y/o mitigación de los diversos impactos derivados de la fuga de salmones.
Frente a lo anterior, el Centro Ecocéanos y las organizaciones ciudadanas apoyan la legalización de las capturas de ejemplares de salmónidos escapados, declarando una pesquería artesanal de salmones, junto con clasificar como plaga a éstos millones de ejemplares de peces carnívoros introducidos en aguas chilenas. A la vez, exigen la eliminación de la concesión y RCA del centro de cultivo de Punta Redonda por reiteradas violaciones a la normativa ambiental desde el 2011.