Un sistema de asignación de cuotas inadecuado, presión de industriales y artesanales para obtener mayores volúmenes de pesca, una administración laxa con una firme orientación productivista desde el Ministerio de Economía, con baja fiscalización, son algunas de las causas que investigadores señalan como responsables de la crisis de la pesca en Chile. Esto, además de numerosos fraudes en el uso de las cuotas de investigación pesquera y de la poca inversión en un serio y riguroso trabajo científico en materia oceanográfica.
Santiago de Chile, 30 de diciembre 2019 (Ecocéanos News).- De las 27 principales pesquerías en Chile, 8 se encuentran colapsadas y 10 sobreexplotadas, de acuerdo al Informe País: Estado del Medioambiente en Chile 2018, publicado recientemente por la Universidad de Chile, en colaboración con la CEPAL e investigadores de otras universidades. La situación de agotamiento de los recursos biológicos marinos ha sido relacionada al modelo que prioriza la productividad, al débil rol del Estado, al poderoso lobby corruptor empresarial, y a la poca inversión en investigación científica.
En opinión del académico del Instituto de Asuntos Públicos (INAP), Nicolo Gligo, quien dirigió el reporte, las conclusiones son categóricas respecto a la evolución del medio ambiente. “En ningún recurso hemos mejorado con respecto a tres años atrás, al contrario, hemos disminuido en todos”.
Para el Dr. Gligo, el grave panorama que entrega el informe se enmarca “en un sistema que está colapsado en lo social y también en lo físico, porque la única forma de reproducción que tiene es sobre la base de comerse a sí mismo”.
El investigador del INAP advierte que “es muy difícil hacer proyecciones en el mar porque el ecosistema marino cambia mucho, en función de la temperatura, de fenómenos climáticos, como El Niño y La Niña; pero la tendencia sigue al colapso, en cinco años más si continuamos con el mismo sistema habrán más de 8 pesquerías colapsadas”.
“La causa fundamental es la sobrepesca que altera los ecosistemas del mar. El sistema está operando muy mal, no hay sistema de asignación de cuotas adecuado, además la fiscalización es muy baja”, denuncia el ingeniero agrónomo de la Universidad de Chile, con dos posgrados en Florencia, Italia: Zootecnia, con especial mención en genética animal, y Reforma Agraria y Desarrollo Agrícola.
Sobre el rol de la universidad, Nicolo Gligo señala que “el Informe País de Medioambiente se realiza desde 1999, cada tres años, por lo que tenemos un conocimiento global de cómo ha evolucionado la situación en el mar y en el resto de los bienes de la naturaleza. Existe además investigación de otros organismos científicos sobre el estado de los ecosistemas para hacer un mejor manejo que el actual, no solo con los recursos del mar. La universidad debe seguir profundizando, hay muchas lagunas que tienen que ser cubiertas”.
El Dr. Eduardo Tarifeño, académico del Departamento de Zoología de la Universidad de Concepción y socio fundador de la Sociedad Chilena de Ciencias del Mar y de la Sociedad Chilena de Acuicultura, afirma que de acuerdo con lo indicado en el informe de la Subsecretaría de Pesca (Subpesca) sobre el estatus de las pesquerías con puntos biológicos de referencias formalizados por los Comités Científicos Técnicos Pesqueros en 2018, los recursos sobreexplotados son 11, los agotados 8 y los en plena explotación 8. En términos porcentuales, esto significa que el 40% de los recursos están sobreexplotados, el 30% están agotados y el 30% en plena explotación. Es decir, el 70% de los recursos pesqueros en Chile están un estado de alto riesgo y peligro de supervivencia.
“Esta situación es insostenible y se deben tomar medidas urgentes e inmediatas para evitar este colapso ecológico-ambiental y sus lamentables consecuencias socioeconómicas”, precisa Tarifeño.
Según el investigador de la Universidad de Concepción, la sobrepesca se hace visible en los 80´s cuando se mejoran los sistemas de control y de seguimiento de las pesquerías, haciendo evidente que los desembarques pesqueros en su gran mayoría eran mayores a los permitidos. Además, las cuotas de pesca eran casi siempre mayores a lo que los índices biológicos indican, dado que siempre había una fuerte presión de los sectores artesanales e industriales sobre la Subpesca para que se otorgaran cuotas que permitieran las máximas rentabilidades posibles.
El Dr. Tarifeño denuncia el fuerte lobby de la pesca artesanal y de la gran industria pesquera. “Los artesanales siempre recurrían a disturbios sociales como medidas de fuerza, mientras que el sector industrial lograba acuerdos “entre cuatro paredes” con Subpesca, antes que las cuotas fueran discutidas y acordadas en el Consejo Nacional de Pesca”.
Agrega que “en mi calidad de Miembro Titular del Consejo Nacional de Pesca por tres períodos (2006-2010; 2010-2014 y 2014-2018) fui testigo como muchas veces las cuotas pesqueras que analizamos en el CNP habían sido ya antes acordadas con el sector artesanal y/o industrial. No deben olvidarse las relaciones ilegales de CORPESCA y ASIPES con sectores políticos y de Gobierno para el financiamiento de candidaturas”. Por estas razones, el Estado, a través del Ministerio de Economía (Subpesca y Sernapesca) nunca tomó una actitud fuerte para evitar la sobreexplotación de los recursos pesqueros”.
Eduardo Tarifeño menciona que otra forma de permitir capturas por sobre las cuotas vigentes eran las mal llamadas “Pesca de Investigación”, que estaban contempladas en la primera Ley General de Pesca, indicando que no debían tener un objetivo comercial, sino que de detectar un potencial nuevo recurso pesquero, su distribución geográfica y el arte de pesca que se podría aplicar en su explotación.
“Muchas veces los objetivos eran netamente tener acceso a volúmenes de pesca muy por encima de lo permitido. Gran parte de la pesca del jurel en el norte y de la merluza del sur fueron bajo este ‘paragüa fraudulento’”, asegura el especialista.
El investigador de la Universidad de Concepción recordó un requerimiento presentado, junto al senador Alejandro Navarro, ante la Contraloría General de la República que puso término a este negocio, con un serio llamado de advertencia a la Subpesca por la forma como se estaba interpretando este tipo de operaciones pesqueras.
Para el Dr. Tarsicio Antezana, M.Sc. y Ph.D en Oceanografía de la Universidad de California, y Biólogo Marino de la Universidad de Chile, no es novedad la crítica situación de los recursos pesqueros, ni siquiera para los industriales. “Las causas de fondo de la sobreexplotación radican en el sistema de subsidiariedad del Estado, que delega a los privados el manejo de las pesquerías. El Estado determina vedas y cuotas, pero la presión de los industriales hace que el sistema sea un fracaso”.
Para Antezana, que es el Presidente de la Asociación para la Defensa el Ambiente y la Cultura de Chiloé, se trata de “un ecosistema tan pobremente estudiado, donde las poblaciones no tan solo dependen de si mismas para crecer, sino además de procesos oceanográficos. Ha habido muy poca inversión en investigación oceanográfica, por falta de interés. Es lo que se denomina la tragedia de los bienes comunes. En este caso de los recursos pesqueros, donde las empresas compiten por el mismo recurso y tratan de incrementar las capacidades de captura”.
El Dr. Tarsicio Antesala afirma que el actual sistema, a través un Ministerio de Economía, solo puede ver los recursos del mar desde el prisma económico, cuyo discurso es produzcamos cuánto más sea posible hasta que la empresa considere que no es conveniente comercialmente. «Ejemplo de ello, es que la flota de la anchoveta en el norte se desplazó hacia el sur y decidió capturar jurel, luego este recurso se empezó a utilizar para alimentar a los salmones, y las mismas empresas comenzaron a invertir en la producción de salmón, regido por un tema estrictamente económico”.