La salmonera AquaChile, perteneciente Agrosuper, que también cría cerdos y pollos para exportación, dispuso un laboratorio para la toma de exámenes de COVID-19. Pero los trabajadores acusan que la empresa no ha tenido la misma buena disposición con ellos ni con las comunidades locales, sino que, por el contrario, se han dado represalias contra quienes solicitaron medidas para detener el contagio del Coronavirus.
La región de Los Lagos cuenta con más de 150 contagiados por el virus y, en sectores como Chiloé, se han establecido cordones sanitarios para resguardar a la población. Sin embargo, para parte de la comunidad esto no ha sido suficiente, pues el cordón se abrió vía marítima para la industria acuícola y ninguna empresa salmonera ha detenido sus faenas a pesar de que los trabajadores han solicitado poder sumarse a una cuarentena por 14 días para protegerse ellos y sus familias.
Al respecto, Juan Carlos Cárdenas, director de Ecoceanos, comentó a Radio Universidad de Chile que estas iniciativas no tienen como único fin colaborar con la comunidad, sino más bien “asegurar la mantención de las actividades productivas, la entrada y salida de personal de camiones, de embarcaciones, pero también el control sobre las comunidades locales”.
Junto a ello, Cárdenas explicó que más allá de poner a disposición los laboratorios, las salmoneras han puesto en marcha otras acciones como involucrarse en los controles de las barreras sanitarias de acceso y salida de la Isla Chiloé. Además, acusó que la industria puso dos containers de oficinas a disposición de la Seremi de Salud, también una carpa para chequeos de salud preventivos de quienes ingresen a la zona, apoyo en la toma de datos, cuadrillas de personas para desinfectar los vehículos en los puntos de ingreso a la isla y materiales de desinfección a las autoridades.
“Es una industria que asume Chiloé como si fuera su fundo personal en términos sanitarios y aparece totalmente el Estado bajo el control de la industria, la que ha tenido la habilidad de ir imponiendo sus condiciones y sus necesidades para establecer el control sanitario allá”, complementó el director de Ecoceanos.
Además, comentó que todo esto lleva como fin imponer condiciones para asegurar la producción y exportación de salmón.
“No están colaborando, sino que la industria salmonera decidió cuáles iban a ser las prioridades del Estado y de las autoridades regionales, las cuales eran mantener a toda costa la producción y las actividades asociadas con ella, que es la exportación o el transporte, por sobre la situación sanitaria. ¿Qué es lo que demuestra esto? Que al sur del canal de Chacao existe otro Estado, un Estado salmonero”, dijo.
Y agregó que “al sur del canal de Chacao existe del punto de vista sanitario una realidad que es muy particular (…) En Puerto Montt, Chiloé, Aysén y Magallanes, la industria se está moviendo libre y los representantes del Estado son absolutamente funcionales con el accionar. Está el hecho de que se ubiquen en los puntos de entrada y salida de la isla es también para asegurar que sus producciones, su personal, sus trabajadores puedan circular libremente sin trabas”.
Si bien ante la emergencia sanitaria que enfrenta el país, la colaboración de privados ha sido convocada desde el mismo Gobierno, en este caso en concreto para los trabajadores existe algo de molestia por la labor que han tomado las salmoneras, no porque no quieran que efectivamente presten equipamiento para enfrentar el COVID-19, que aún no vive su peak en el país, sino porque hacia el interior de las empresas las medidas no han ido en la misma línea.
Luis Cuevas, director de la Federación de Trabajadores del Salmón de Quellón, indicó a Radio Universidad de Chile que se le planteó al gerente por qué esto no se hace extensivo a los trabajadores, ya que “en este caso el laboratorio está en Puerto Montt y nosotros estamos a 5 horas para el laboratorio, entonces lo que nosotros solicitamos de forma verbal era que esas medidas lleguen acá donde estamos los trabajadores y a nuestras familias en Quellón”.
“Para mí esto es un lavado de imagen con la ciudadanía, para tratar de quedar bien con otro tipo de organizaciones, para verse bien a la distancia, al Gobierno central tal vez, pero con nosotros me parece de una crueldad tremenda, porque cuando los trabajadores le manifestaron esto a la empresa dijeron ‘ya, vamos a ver cómo podemos reaccionar’ y no lo hicieron de la mejor manera. También encuentro un poco mafioso juntarse como Salmón Chile, tomar acuerdos entre cuatro paredes y llegar donde los trabajadores y decir estas son las medidas y sigamos produciendo, sin juntarse con ninguna otra organización ni con trabajadores”, añadió el dirigente.
Por su parte, Gustavo Cortés, encargado de comunicaciones de la Confederación Nacional de Trabajadores del Salmón y Mitilidos, indicó que si bien existen algunas medidas preventivas como la toma de temperatura al ingreso a las plantas o la desinfección de espacios comunes, esto no es suficiente.
“Hoy lo que la gente quiere es que la industria paralice sus funciones durante una cuarentena y poder hacerla como corresponde, pero la industria ya dijo que no va a parar sus faenas. Están más preocupados de seguir procesando, manteniendo la cadena productiva sobre la salud de los trabajadores y ahí el Gobierno le ha dado el respaldo”, añadió.
Nuestro país es el segundo productor más grande de salmones en el mundo, con una producción mayor a las 600 mil toneladas. Su exportación solo es superada por el cobre y genera ganancias cercanas a los 5 mil millones de dólares al año, por ello, para Gustavo Cortés ante estas utilidades saben que es posible parar por al menos 14 días las faenas y seguir pagando los sueldos sin que signifique ningún perjuicio extremo para la industria.
“Están mostrando que colaboran y, por otro lado, siguen produciendo y mantienen a los trabajadores propensos a algo más. Entonces, si no quieren tener ese doble estándar tienen que tanto colaborar como permitir que los trabajadores hagan cuarentena como corresponde”, añadió.
Patricio Villa, dirigente sindical de la Planta de Alimentos de Pargua, señaló que este panorama ha generado una frustración importante, porque ni siquiera el laboratorio que se dispuso para COVID-19 en Puerto Montt está de fácil acceso para los trabajadores, pues un compañero de trabajo que debió hacer cuarentena porque un familiar estaba contagiado del virus no tuvo acceso a los exámenes en este recinto.
A pesar de trabajar para la misma empresa que ha dispuesto este laboratorio y del temor que genera para quienes están en la planta de alimentos ejerciendo sus funciones, se les comentó que el examen debe ser hecho en otro lugar, por lo que la solicitud de los trabajadores es que se garantice en el corto plazo el acceso tanto para ellos como para sus familiares más directos al examen en el caso de necesitarlo.
Otro hecho que mantiene tensos a los trabajadores de la industria salmonera es que ante la continuación de las faenas tampoco pueden manifestarse, pues hace dos semanas lo hicieron y hoy han visto despidos que intuyen como represalias por aquella acción.
“Estas empresas hace algunos días atrás llegaron a un acuerdo entre ellas, Salmón Chile y el gobierno regional, pero nosotros como organizaciones no recibimos nunca un documento, no fuimos invitados y, efectivamente, se bajaron las dotaciones. Al menos Aqua Chile empezó a despedir gente y también entendemos que fue tal vez en respuesta al paro que hicieron los trabajadores, una represalia y bajo eso hoy los trabajadores por miedo, los que quedan, no han hecho mayor esfuerzo en solicitar mejores medidas”, señaló Luis Cuevas de Fetrasal.
Además, dijo que, si bien no conocen una cifra oficial por parte de la empresa, ellos aproximan en 250 los despidos que ha habido en la Planta Los Fiordos de Quellón.
Gustavo Cortés apuntó en la misma línea y confirmó que hay una incertidumbre al trabajar, especialmente entre quienes tienen contratos por jornadas o a plazo fijo pues para evitar la aglomeración de gente la apuesta de las empresas está siendo desvincular trabajadores.
En tanto, Patricio Villa comentó que en la planta de alimentos se solicitó terminar con el turno de noche ante los toques de queda, pero la empresa lo negó y consiguió los salvoconductos: “Ahí hubo molestias porque podríamos haber parado el turno de noche y trabajar solo los turnos de día, entonces eso molestó mucho porque nosotros entendemos que acá no podemos parar, pero sí se pueden buscar alternativas para que al menos la gente esté en la noche en su casa”.
“A un compañero lo despidieron el viernes y había reclamado bastante este tema, se transforma en un tipo de represalia para que sirva de lección al resto de la gente y que no sigan alegando por temas que son sensibles pero comprensibles. Estamos todos preocupados por el coronavirus. Mi compañero cree que se fue por eso, él pedía que el turno de noche parara”, agrega sobre el final de aquella solicitud.
En el corto plazo, desde la industria no se han expresado intenciones de paralizar, sino solo continuar con lo que se ha hecho hasta ahora: reducir la aglomeración de personas y realizar las tareas lo más distanciados unos con otros. Esta situación denunciada por los trabajadores deja una vez más en cuestión el rol y la forma de actuar de las empresas salmoneras, que ya sea por condiciones laborales, formas de producción o incumplimientos medioambientales suele estar dando pie a diferentes críticas en su contra.