Llevar adelante un programa de investigación que este año cumplió 45 años de trabajo ininterrumpido es un gran desafío para organizaciones de la sociedad civil. Además, desde la perspectiva científica, cada año que pasa es más importante que el anterior, ya que las historias de vida de ballenas conocidas van haciéndose cada vez más ricas, complejas y sutiles, y generan nueva información que puede ser volcada en estrategias de conservación más efectivas.
Puerto Madryn, 14 de septiembre de 2015 – Se cumplen cuarenta y cinco años de estudios científicos con las ballenas francas de Península Valdés. Desde la estación de campo en el Golfo San José, el Dr. Mariano Sironi comparte las actividades y proyectos en curso durante la presente temporada
Los investigadores del Instituto de Conservación de Ballenas y Ocean Allianceestamos llevando adelante la temporada número 45 del Programa Ballena Franca Austral en Península Valdés en la provincia de Chubut. Esto marca un hito en la historia de la investigación con ballenas tanto en Argentina como a nivel mundial, ya que éste es el estudio más largo del mundo basado en la foto identificación de ballenas en su ambiente natural.
Es un día de sol radiante y fuerte viento oeste en el Golfo San José. Desde la estación de investigación, vemos algunos soplidos de ballenas en medio de grandes olas, fuertes ráfagas y mucha espuma, mientras los albatros y petreles zigzaguean apenas por encima de las rompientes. En días como éste, cuando el clima impide el trabajo a campo, realizamos “tareas de oficina” y aprovechamos para compartir las actividades y proyectos en curso durante la presente temporada.
Relevamiento aéreo de fotoidentificación para estudiar la dinámica poblacional
Los días 3 y 6 de septiembre realizamos el relevamiento aéreo de fotoidentificación de ballenas. Durante dos días de vuelos con buen clima contamos un total de 550 ballenas en los golfos Nuevo y San José. Hay más ballenas presentes en la zona, en particular lejos de las costas, cerca del centro de los golfos y también hacia el norte de la península. Además, este año realizamos un tercer vuelo en el área de alta densidad en el Golfo Nuevo para incrementar el número de ballenas fotografiadas. Tomamos 6.300 fotografíasque serán analizadas por Vicky Rowntree en el laboratorio, para agregar nuevos registros a nuestro catálogo que contiene algo más de 3.000 ballenas conocidas, algunas desde 1971.
El objetivo de nuestros relevamientos aéreos es fotoidentificar ballenas para describir la dinámica y realizar una evaluación visual básica del estado de la población. La fotoidentificación de individuos nos permite saber “quien es quien” entre las ballenas de la península, generando información sobre la historia de vida de cada individuo, que luego se aplica en modelos matemáticos para estimar el tamaño y la tendencia de toda la población.
Este método de muestreo es similar al usado para estimar el tamaño poblacional de muchas especies animales, y es conocido como “captura y recaptura”. En este caso, cada “captura y recaptura” de las ballenas son las fotografías identificatorias a lo largo de sus vidas. Registramos además otras variables como el número de ballenas fotografiadas, sus clases de edad, su distribución a lo largo del perímetro de la península, la presencia de heridas en sus cuerpos y las ballenas muertas en las playas.
Este año fue llamativa la distribución de ballenas en el Golfo San José: observamos varias madres con crías en la zona del Riacho San José, en el extremo este del golfo, un área donde hay muy pocas ballenas en esta época. Por el contrario, vimos menos ballenas en la Bahía Fracaso, una playa que habitualmente tiene alta concentración de ballenas. En las proximidades de la boca del Golfo Nuevo casi todas las ballenas que fotografiamos fueron adultos y juveniles en grupos de cortejo. La gran mayoría de las hembras con sus ballenatos se encontraban a lo largo de la costa norte entre Puerto Madryn y Puerto Pirámides.
Las fotografías estuvieron a cargo de John Atkinson y las notas y registros fueron realizados por Mariano Sironi, Marcos Ricciardi y Alejandro Fernández Ajó.Agradecemos al piloto Peter Domínguez por su excelente predisposición en el aire para realizar este trabajo con nuestro equipo, a Carlos Ibarra del Aeroclub de Puerto Madryn y al personal del aeropuerto Tehuelche.
Monitoreo de la frecuencia de ataques de gaviotas a ballenas
En Península Valdés las gaviotas cocineras se posan sobre la espalda de las ballenas vivas para alimentarse de su piel. Los picotazos causan dolor a las ballenas, que modifican su comportamiento e incrementan su gasto de energía para evitarlos, durante un período muy sensible de su ciclo vital: la crianza de los ballenatos. Además de los notables efectos sobre el comportamiento, los repetidos picotazos de las gaviotas producen importantes lesiones en el lomo de las ballenas.
Desde 1995 monitoreamos la frecuencia de los ataques para analizar cambios en la evolución de esta interacción a largo plazo y contribuir con la evaluación de las acciones de control para reducir la frecuencia de ataques de gaviotas. La significativa preferencia de los ballenatos como blanco del ataque de las gaviotas resalta el impacto que este comportamiento parasítico tiene sobre las crías, afectando la salud y bienestar de las ballenas recien nacidas.
Este año participan en la recolección de datos Alejandro Fernández Ajó, Florencia Vilches, Agustina Saez, Lorena Barranco y Lucía Alzugaray. Este grupo de maravillosas personas que brindan su dedicación, esfuerzo y compromiso con este proyecto permite que sigamos actualizando la información sobre esta problemática que nos preocupa a todos. ¡Va un especial agradecimiento para ellos por su colaboración!
Evaluación del estado sanitario de las ballenas
Las ballenas que mueren y luego varan en las playas son una fuente de información importante para estudiar el estado de salud general de la población. Desde el año 2003, el Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral realiza exámenes post mortem de cada ballena franca que muere en Península Valdés y alrededores. Este Programa es coordinado por el Instituto de Conservación de Ballenas, Ocean Alliance, la Universidad de California – Davis, la Universidad de Utah, Wildlife Conservation Society y la Fundación Patagonia Natural.
El esfuerzo conjunto de estas organizaciones de la sociedad civil y universidades ha permitido generar la base de datos médicos y muestras biológicas más completa que existe en el mundo para esta especie. En este sentido, el Comité Científico de laComisión Ballenera Internacional en sus informes anuales ha destacado la relevancia de este Programa científico para tratar de comprender las causas de las mortandades elevadas de ballenatos que se han producido en años recientes en esta población, y recomienda su continuación a largo plazo.
Coordinados en el campo por el Médico Veterinario Matías di Martino junto a Lucas Beltramino, veterinarios y biólogos acuden a cada ballena que muere y llevan a cabo un minucioso examen externo en busca de cicatrices, heridas y evidencias externas de causa de muerte, ya sean naturales o por acciones humanas, toman medidas corporales, colectan innumerables muestras de tejidos y órganos, localización, fotografías, etc. Toda esta información se vuelca en una base de datos que mantenemos desde el inicio del programa en 2003 y los resultados se informan periódicamente a las autoridades provinciales de Chubut, nacionales y ante la Comisión Ballenera Internacional. En lo que va de la presente temporada, hemos estudiado 25 ballenatos muertos, que se suman a un total de 695 ballenas muertas en las costas de Península Valdés y alrededores desde el año 2003.
¿En qué estado físico se ecuentran las ballenas?
Vicky Rowntree evalúa el estado físico de las ballenas de Valdés mediante el registro de su frecuencia respiratoria. Asumiendo que las ballenas que mantienen su respiración por períodos más prolongados se encuentran en mejor estado físico (como sucede con los humanos), Vicky registra el tiempo que las madres y sus crías mantienen su respiración durante detallados seguimientos visuales desde los acantilados. También registra el tamaño relativo de las crías y la altura del rollo de grasa que tienen las madres detrás de los espiráculos como un indicador de la cantidad de energía almacenada en forma de grasa.
Los resultados revelan detalles sorprendentes sobre la energética de madres y crías. El tiempo de mantenimiento de la respiración de las madres disminuye y su rollo de grasa se reduce en tamaño a medida que los ballenatos crecen ¡un metro por mes! mientras permanecen en la zona y sus madres se sienten con menos energía. Las floraciones de plancton que aparecen en Península Valdés en la primavera deben ser un alivio muy bienvenido por las ballenas adultas que están casi en ayunas, y quizas las estimulen para partir hacia sus áreas de alimentación.
¡Gracias por el trabajo y el apoyo!
En próximas comunicaciones compartiremos novedades sobre otros estudios científicos utilizando tecnologías de última generación para aprender más sobre la vida de las ballenas, y sobre las acciones educativas y de difusión que llevamos a cabo.
Llevar adelante un programa de investigación que este año cumplió 45 años de trabajo ininterrumpido es un gran desafío para organizaciones de la sociedad civil. Además, desde la perspectiva científica, cada año que pasa es más importante que el anterior, ya que las historias de vida de ballenas conocidas van haciéndose cada vez más ricas, complejas y sutiles, y generan nueva información que puede ser volcada en estrategias de conservación más efectivas. Son muchas las personas, instituciones y empresas que hacen posible que el Programa Ballena Franca Austral del Instituto de Conservación de Ballenas y Ocean Alliance continúe. A todas ellas extendemos nuestro más sentidoagradecimiento por hacer posible un sueño compartido.
Un reconocimiento especial a todos los participantes del Programa de Adopción Ballena Franca Austral, su confianza y apoyo son esenciales para darle continuidad a cada una de nuestras acciones
Nada de todo esto tendría sentido sin ballenas en los mares.
Cordialmente,
Mariano Sironi, desde el Golfo San José en Península Valdés