La Federación de Trabajadores del Salmón de Quellón (Fetrasal) emitió un petitorio que rechaza los dobles estándares laborales, sanitarios y ambientales de las salmoneras transnacionales en Chile, y demanda cumplimiento a las normas de protección a la maternidad, fin a la subcontratación y los contratos por obra o faena, seguridad en el trabajo, y detener los accidentes y muerte de los buzos en centros de cultivo, entre otros puntos.
Petitorio mínimo por la defensa de la vida y los derechos laborales de las trabajadoras y trabajadores de la industria del salmón
Dada la creciente precarización de nuestras condiciones de trabajo, la desregulación y subcontratación laboral, así como el escandaloso aumento del número de accidentes y muertes de trabajadoras y trabajadores en los centros de cultivo, transporte marítimo/terrestre y plantas procesadoras, impulsamos el siguiente petitorio mínimo para unificar nuestras luchas en defensa de la vida, el derecho a un trabajo justo y decente, contra la aplicación de dobles estándares laborales de parte de las empresas nacionales y transnacionales y el abusivo comportamiento de los mandos medios en esta sector productivo.
El actual ciclo de expansión territorial y productiva de la industria salmonera, con posterioridad a la gran crisis sanitaria y social del 2016, ha cobrado la vida de 37 compañeras y compañeros en los últimos tres años.
Este proceso es similar al ocurrido entre 2005 y 2007, donde fallecieron 42 trabajadores antes que estallara la gran crisis sanitaria-ambiental y social provocada por la introducción del virus de la Anemia Infecciosa del Salmón (ISA, por sus siglas en inglés) en aguas de Chiloé, Aysén y Magallanes.
Las empresas productoras y exportadoras de salmón han obtenido billonarias ganancias durante los últimos tres años, alcanzando los 5.100 millones de dólares el 2018, duplicando el valor de las empresas del salmón en la Bolsa de Comercio de Santiago (BCS).
A pesar de sus históricas ganancias, el período 2016-2018 fue donde ocurrieron los mayores despidos de trabajadores y trabajadoras, al reducir “por necesidades de la empresa”un 12,7% los puestos de trabajo, cayendo la dotación desde 71.178 trabajadores a 61.632.
Por lo anterior, demandamos como trabajadores y trabajadoras del salmón el siguiente petitorio mínimo:
Eliminar los procesos de externalización o tercerización del empleo a través de empresas subcontratistas en los centros de cultivo y plantas procesadoras, lo cual precariza nuestro empleo, debilita la sindicalización y destruye la protección social.
Eliminar los denominados “contratos por obra y faena”, los que no se justifican en los procesos productivos habituales y continuos de la industria del salmón. Esta forma de contratos deja a los trabajadores y trabajadoras socialmente desprotegidos, sin contratos y sin posibilidad de sindicalizarse, por lo tanto sin participar en las negociaciones por mejores condiciones de vida y de trabajo.
La legislación laboral en Chile es subestandar y la fiscalización gubernamental una farsa. Esto explica la constante muerte de buzos en los centros de cultivo. Además, la permenente orden de seguir trabajando bajo condiciones de “puerto cerrado”, que atenta contra la seguridad, salud y vida de los trabajadores de cabotaje, tripulantes de naves y obreros del transporte marítimo y terrestre. En la actualidad, los Comités Paritarios son controlados por los empresarios salmoneros, quienes operan en concomitancia con las autoridades marítimas y funcionarios gubernamentales de los servicios del trabajo y la salud
Existen 6.000 buzos que trabajan en la industria salmonera. El 90% están clasificados como buzos conlicencia básica,los que trabajan hasta 30 metros de profundidad sin contar con la capacitación, fiscalización ni implementos adecuados. Los servicios de buceo se encuentran altamente externalizados, precarizados y desregulados, lo que explica la alta tasa de accidentes con secuelas invalidantes y muertes.
La sobreexplotación que sufren los buzos se evidencia en que además de realizar diariamente sucesivas inmersiones sin realizar las prácticas de descompresión y tiempo de descanzo, deben realizar una serie de actividades que no dicen relación con su especialidad, tales como carga de sacos de alimento, recolección de mortalidad, aseo, acarreo de agua y preparación de alimentos.
Las empresas en Chile utilizan el sistema de multiRUT, de manera de usar diversas personalidades jurídicas para evadir el control y la fiscalización. En el contexto de una débil legislación, las compañías nacionales y multinacionales usan este subterfugio para debilitar la sindicalización, crear grupos paralelos de negociación y evadir responsabilidades legales cuando cierran algunas de estas múltiples subempresas.
La industria del salmón implementa reiterados abusos a las trabajadoras embarazadas por considerarlas “poco productivas”. Las mujeres embarazadas trabajan en horarios nocturnos, realizan largas jornadas de trabajo de pie en ambientes de frío y alta humedad y se les dificultan los permisos para controles médicos o tiempo para amamantar.
La autoridad gubernamental debe intervenir en el chantaje y la ilegal “compra del fuero maternal” a las trabajadoras embarazadas, lo cual es impresentable en el caso de empresas transnacionales como las noruegas, donde dicha práctica sería considerada un delito.
El sistema de trabajo en la industria del salmón en Chile incentiva la autoexplotación y el sobreesfuerzo laboral, lo que causa una alta prevalencia de enfermedades invalidantes músculo-esqueléticas, asociadas a las extensas y extenuantes jornadas de trabajo, efectuando actividades manuales repetitivas, bajo condiciones de alta humedad y bajas temperaturas.
Denunciamos la existencia de acuerdos ilegales entre las Mutualidades y las empresas salmoneras para que las atenciones médicas cubiertas por las primas no siempre sean catalogadas como una patología de origen laboral, tales como tendinitis, túnel carpiano, lumbago o lesiones del manguito retador, las que en la mayoría de los casos son declaradas como enfermedad común y no como enfermedad laboral, o causada por las faenas del trabajo.
Los buzos que trabajan durante largas horas a profundidades de hasta 30 metros dentro de las balsas-jaulas, sin las prácticas de seguridad necesarias, presentan una alta presencia de enfermedades invalidantes neuromusculares. Esto ocurre en un contexto de carencia de seguros de invalidez para estos trabajadores.
A lo anterior se unen las riesgosas condiciones sanitarias en que laboran aquellos trabajadores y trabajadoras de plantas procesadoras o de elaboración de alimento, donde se emplean volúmenes masivos de químicos (antibióticos, antiparasitarios, desinfectantes, pinturas antifouling y antifúngicos, entre otros).
Los cursos de capacitación que se realizan utilizando dineros públicos derivados de los contribuyentes chilenos están diseñados estrictamente en función de los intereses y necesidades productivas y de maximización de las ganancias de las empresa, sin contemplar de manera integral la formación de los trabajadores y trabajadoras. Es la empresa quien decide a quienes capacita y certifica, lo cual genera situaciones de abuso y discriminación, especialmente a nivel de las trabajadoras.
En la industria salmonera se registran además subestándares condiciones de seguridad laboral y sanitaria en los sistemas de transporte marítimo y terrestre. Entre el 2013 y 2019 se hundieron en las costas de Chiloé, Aysén y Magallanes, los well-boats “Seikongen”, “Amadeo”, “Orca-Yagan y las barcazas “Valentina”, “Art Rigov” y “Nav Sur IV”, junto a la lancha “Doña Ely”. Actualmente existen tres trabajadores desaparecidos en el mar de Magallanes, sin que las autoridades hayan entregado sus nombres.
La mayoría de los accidentes han ocurrido con dotaciones de tripulante bajo los requerimientos de la seguridad, lo que ocurre ante la complicidad de las autoridades marítimas, de puerto y de los servicios gubernamentales de la salud y el trabajo frente a los zarpes irregulares.
Federación de Trabajadores del Salmón de Quellón (Fetrasal)
Quellón, Archipiélago de Chiloé, Chile, 12 de junio del 2019