Para que siga fluyendo el agua en el Archipiélago de Chiloé, debemos proteger el Pompón. Frente a la compleja realidad de las ya mega-sequías en verano, los incendios forestales y la actual privatización del agua dulce, tenemos que preservar los ecosistemas pomponales que almacenan y purifican agua.
Por: Alvaro Montaña Soto, Geógrafo
Agrupación DEFENDAMOS CHILOÉ
05 de julio de 2020
Estamos en época de lluvias, en estos meses no nos acordamos que el agua que tomaremos en verano proviene del agua retenida en el suelo de los bosques y de los humedales: son nuestros “embalses naturales”. Fundamentales en islas que no tienen reservas hídricas de nieves o de glaciares.
Chiloé debe prepararse para una realidad compleja: mega-sequías en verano, incendios forestales y privatización del agua dulce. Una de las principales medidas para enfrentar este escenario hídrico adverso, es preservar los ecosistemas que almacenan y purifican agua, como los “pomponales”: humedales compuestos principalmente del musgo pompón, que quiere decir “esponja” en mapudungún.
Los pomponales pueden absorber mucha agua, porque cada hebra del musgo pompón posee decenas de filidios (estructura similar a las hojas en los musgos) que están dotadas de células con poros gigantes llamadas hialinas (zonas transparentes en la imagen) y otras que forman una red llamadas clorocistos (red densa y oscura en la imagen anterior), cuya función es hacer fotosíntesis. En la imagen se observan 4 filidios llenos de células hialinas.
Según la opinión de expertos, la estructura celular del pompón permite que 1 kilo de pompón seco pueda almacenar 10 litros de agua, a su vez, 1 metro cúbico de pompón puede almacenar 800 litros de agua, por lo tanto una hectárea de pompón con tan solo 1 metro de profundidad podría almacenar 8 millones de litros de agua. Esa misma hectárea puede almacenar 400 toneladas de carbono: tan importante y urgente con esta crisis climática mundial, nacional y local.
Desde agosto de 2019 ha comenzado a regir el Decreto Supremo nº 25 del Ministerio de Agricultura, que busca regular la extracción del musgo Sphagnum magellanicum o Pompón. Este decreto regula la extracción de pompón y no la prohíbe, otorgando competencias fiscalizadoras y sancionadoras al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) para que la extracción del pompón sea renovable en el tiempo.
Para ello contempla las siguientes medidas: que la corta y extracción se realice de manera manual, dejando siempre 5 centímetros de hebra viva del musgo y que el sector del pomponal a cosechar se divida en 12 sectores, donde se cosecha un sector por año, dejando siempre un 30% de musgo sin cosechar en cada sector.
Además se prohíbe drenar el pomponal, ocupar maquinaria pesada para la extracción y obliga a contar con un “plan de cosecha del pompón” el cuál debe ser aprobado y fiscalizado por el SAG, quién deberá capacitar a los cosechadores con curso sobre planes de cosecha.
En la práctica este decreto viene a regular una actividad que no lo estaba y legaliza la extracción de este musgo de elevada importancia hídrica, en un archipiélago que año a año sufre de severas crisis de agua. En definitiva el Ministerio de Agricultura legaliza una actividad económica perjudicial para el cuidado del agua dulce y le entrega la potestad de fiscalizar y sancionar al SAG los Planes de manejo de cosecha de pompón, institución que carece de equipamiento, presupuesto y personal para esta tarea, por lo que todo hace presagiar que los pomponales chilotes correrán la misma suerte que los montes nativos, que han sido severamente talados y degradados pese a que el Estado debiera fiscalizar los planes de manejo que impedirían su pérdida y destrucción.
No toda actividad económica es lícita y en tiempos de crisis ecológica y crisis climática el saqueo del pompón no lo es ni lo será: 14 millones de dólares en exportaciones de musgo desde Chile a Asia no pagan el daño que se produce en pérdida de agua.
La propuesta es simple: prohibir la extracción de musgo pompón y no legalizarla. Los empleos vinculados a la extracción del pompón pueden recuperarse con programas de reconversión laboral rural y diversificación de actividades económicas campesinas sostenibles.
Hay que considerar que estas faenas son actividades campesinas complementarias, eventuales y esporádicas, con no más de 20 años de antigüedad, cuyos ingresos quedan prácticamente en 4 empresas exportadoras, siendo marginales para los campesinos.
No todo en la naturaleza se puede extraer, hay ecosistemas cuyo valor es tan alto que es necesario preservar, por el agua de hoy pero sobre todo por la del mañana.*****FIN*****