Las balsas-jaulas salmoneras emiten toneladas de fecas, alimento, antibióticos, antiparasitarios y diversos químicos generando crisis ambientales y sanitarias en Chiloé, que impactan el medio ambiente, la biodiversidad, la salud y bienestar de las comunidades del archipiélago.
Chiloé, de Chile. 13 de febrero, 2025 (Ecoceanos News).- En las recientes VIII Jornadas Culturales de la Escuela Popular Campesina Curaco de Vélez, en Chiloé, el Centro Ecoceanos expuso sobre los impactos de la industria transnacional salmonera en la salud comunitaria, a partir de los Determinantes Sociales de la Salud (DSS) con perspectivas de género y derechos humanos.
Los DSS abarcan factores no biomédicos que influyen en la salud, tales como las condiciones en las que las personas nacen, crecen, trabajan, viven y envejecen. Así, el salario, el empleo, el género, el sistema político y económico, la vivienda, el transporte, los derechos a alimentos saludables, al agua y a un medio ambiente libre de contaminación son aspectos determinantes en el bienestar de las personas y comunidades.
En el panel, Isabel Díaz Medina, periodista del Centro Ecoceanos, destacó que es importante el fortalecimiento de la participación comunitaria para identificar y responder de manera colectiva a las necesidades propias de los territorios, con un sistema que no garantiza el derecho a la salud y sobre todo por los graves impactos generados por la industria transnacional salmonera en el medioambiente, la conservación de ecosistemas y biodiversidad, y la salud pública del archipiélago.
Carmen Barría, de la Escuela Popular Campesina Curaco de Veléz, afirmó que este año la VIII Jornadas Culturales estuvieron focalizadas en la salud comunitaria desde la perspectiva de los territorios y los saberes del archipiélago. Para ello se realizaron talleres de ilustración y muralismo, pintura, bordado, huerta, cocina, plantas medicinales, junto a actividades artísticas, tales como teatro, música, danza y lanzamiento de libros; además de conferencias que profundizaron la discusión respecto del concepto de salud territorial y los daños del extractivismo.
En las presentaciones se abordó cómo las prácticas extractivistas impactan en el archipiélago de Chiloé, y que unidas a la salmonicultura intensiva destinada a la exportación han profundizado por décadas la pobreza y desigualdades. Expresión de ello es el hecho que la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) ubicó durante el 2022 a Los Lagos como una de las tres regiones con la mayor pobreza multidimensional en Chile.
Respecto a la participación del Centro Ecoceanos, Carmen Barría valoró que, “junto con la articulación que estamos generando, es importante dimensionar estas investigaciones como un aporte para las luchas y las resistencias que se están dando. En nuestros territorios necesitamos cifras e investigación para poder combatir esta forma de vida que se nos ha impuesto”. Por ello, debemos “entender que el cambio viene desde la organización y de entretejernos para contribuir desde la educación y la cultura de nuestras perspectivas políticas por un bien común”, precisó.
Crisis sanitaria e impactos ambientales
En su presentación, Ecoceanos planteó que las operaciones de la salmonicultura industrial intensiva no solo contaminan las aguas al incorporar nutrientes (fecas de los peces y alimento no consumido que caen a la columna de agua), sino que también contribuyen al desarrollo de florecimientos de microalgas tóxicas (mareas rojas o cafés), lo que afecta gravemente a la biodiversidad local, pesca y recolección artesanal. Los grandes volúmenes de contaminantes orgánicos y químicos, así como desechos sólidos (plásticos, redes, boyas, tensores de los centros de cultivo), exceden la capacidad de carga de los ecosistemas dañando tanto la columna de agua como los fondos marinos.
En el caso de la contaminación orgánica generada por la emisión de fecas de peces y el alimento no consumido que cae a la columna de agua y el fondo marino, genera graves cuadros de eutroficación o de anoxia (falta de oxígeno disuelto en el agua) en las áreas costeras y fiordos ocupadas por las balsas-jaulas salmoneras.
Las altas densidades de salmones en las balsas-jaulas, combinadas con la intensidad de los procesos productivos, hacen que estos peces sean especialmente vulnerables a enfermedades virales, bacterianas y parasitarias. Para mitigar estas vulnerabilidades, la industria salmonera recurre de manera masiva a una variedad de químicos, los que incluyen el empleo intensivo y masivo de antibióticos, antiparasitarios, colorantes, antiadherentes (antifouling) desinfectantes y antifúngicos. Esta práctica ha generado devastadores impactos sobre el medio ambiente y la biodiversidad, especialmente en el archipiélago de Chiloé y las regiones patagónicas de Aysén y Magallanes.
Importante es destacar que las malas prácticas sanitarias en los procesos de acelerada expansión territorial han introducido en tres décadas más de 20 enfermedades bacterianas, virales y parasitarias en aguas chilenas.
Resistencia bacteriana y salud humana
El uso extensivo de antimicrobianos en la cría de salmones plantea serios riesgos tanto para la salud de los animales como para la de las personas y el medio ambiente. El Dr. Felipe Cabello, profesor en el Departamento de Microbiología e Inmunología del New York Medical College, alertó sobre la alarmante contaminación por antimicrobianos en Chiloé, lo que favorece la selección de bacterias resistentes a los antibióticos. Esta situación se traduce en un aumento de residuos de antibióticos en el medio ambiente, facilitando la transferencia de genes de resistencia entre bacterias.
La problemática no solo afecta a la fauna local, sino que también se extiende a la población humana que cohabita con diversas especies silvestres y con la industria salmonera de la región. Hoy, la resistencia a los antimicrobianos representa una de las mayores amenazas a nivel global para la salud humana.
Investigaciones recientes en Calbuco y Dalcahue han evidenciado la transmisión de bacterias que afectan a delfines, revelando la presencia de colonias de bacterias en su piel que son comunes en los salmones de cultivo. También la presencia de cuadros de resistencia a los antibióticos para el tratamiento de enfermedades respiratorias en el hospital de Castro. Esto demuestra cómo el uso indiscriminado de antibióticos impacta la salud de animales y humanos al alterar los sistemas inmunes y las dinámicas microbianas.
Condiciones laborales y salud de las y los trabajadores
En el encuentro, la periodista del Centro Ecoceanos también se abordó la situación laboral en la industria salmonera, destacando la existencia de condiciones de higiene y seguridad precarias que no concuerdan con los estándares internacionales, existiendo denuncias de trabajo forzoso, largas jornadas de explotación laboral y la vulneración de normas de protección a la maternidad y los derechos de género. Aproximadamente el 40% de las y los trabajadores salmoneros laboran a través de empresas subcontratistas, enfrentando extensas jornadas laborales, contratos precarios y prácticas antisindicales.
Entre los impactos en la salud de las y los trabajadores de las plantas procesadoras se encuentran altas tasas de enfermedades musculoesqueléticas por el trabajo repetitivo y a bajas temperaturas, abortos espontáneos y accidentes traumáticos en las maquinarias de las procesadoras. Entre los buzos son comunes las enfermedades neuromusculares, otitis crónica y destrucción de articulaciones derivadas de las malas prácticas de descompresión. Estos problemas se agravan por la falta de seguros de invalidez y por la exposición en el agua a químicos tóxicos.
Finalmente, se llamó la atención sobre el hecho que la industria del salmón en Chile presenta las tasas más altas de accidentabilidad y de mortalidad laboral en la salmonicultura global, con 83 trabajadores fallecidos entre 2013 y 2024, según los registros de Ecoceanos.